domingo, 24 de agosto de 2008

Manlio y Calderón

Domingo, 24 Agosto, 2008

El ataque del jefe Manlio al presidente Calderón no pudo ser más certero y pernicioso: que la estrategia del Presidente de combate al crimen organizado es un fracaso y que el gabinete de Calderón es de cuates. Cuando el Presidente más requería de su aliado, éste lo encara con rechazo. El subtexto de lo dicho por el senador en ocasión del Consejo Nacional de Seguridad Pública es tanto como esto: cómo creer al Presidente en su lucha contra la impunidad si su secretario de Gobernación fue absuelto de responsabilidad política por un arreglo en el Congreso.

Espino señaló que Manlio ha traicionado al Presidente, expresión inexacta; no hay traición, el senador simplemente decidió poner en claro, en el momento más crítico del gobierno, quién manda en la relación. No es la primera vez, sólo que el escenario es distinto; la necesidad de la reforma petrolera abre la puerta para que lo peor del PRI, el que fracasó con Madrazo, se la cobre con la recurrente humillación al presidente Calderón.

La crisis actual del gobierno federal por la inseguridad es la peor de la gestión. También debe preocupar el frente económico y las cifras sobre desempleo, inflación, baja inversión y déficit fiscal. La inseguridad pone en evidencia la impotencia de autoridades federales y locales; las respuestas, además de desarticuladas, han sido poco convincentes, por lo que ahora se recurre a un prolijo acuerdo de compromisos que todos suscriben y del que se esperan resultados inmediatos.

Dentro y fuera del PRI se dice que la sola presencia de Mouriño es la muestra de la ambigüedad del Presidente respecto a su compromiso con la legalidad y la ética de servicio público. Pero el problema que debe inquietar (todavía más grave que el de la inseguridad), es el deterioro de la economía.

No sólo Manlio, sino el conjunto del PRI ve venir la debacle; además es próxima la disputa por el control de la Cámara de Diputados: todos por el pastel del presupuesto. Si en condiciones de tercera fuerza los tricolores se han impuesto sobre un sentido de orden y disciplina en el gasto público, piénsese en lo que viene con la mayoría absoluta. Aunque no sólo los del PRI pretenden resolver todo a golpes de presupuesto, como en los malos viejos tiempos. El problema es que la situación de la economía ya no da para más. Incluso, sobre Pemex se ciernen tiempos harto difíciles, con o sin reforma.

El PRI está marcando distancia a Calderón. Su asamblea lo revela; Manlio habla al PRI no a la sociedad. Ese PRI nunca ha creído en eso de “la sociedad”. Por ello impusieron a Madrazo y no tienen otra versión para explicar su desastre que la supuesta traición de sus correligionarios gobernadores y la hostilidad de los medios electrónicos, como tampoco pudieron entender la derrota de 2000. Les indigna la presencia de Alejandro Martí y de María Elena Morera en la sesión del Consejo Nacional de Seguridad y, todavía más, lo desafiante de sus palabras. Por esta consideración autoritaria y de intolerancia, decidieron cambiar las leyes electorales, para alejar a la sociedad de la política y para disminuir a los medios de comunicación. Para ello contaron con un sector amplio de PRD y PAN en las cámaras, los números así lo explican.

Hasta hace poco tiempo en la casa presidencial y en la cúpula del PAN se consideraba al senador Beltrones como paradigma de habilidad política. El Presidente creía que el acuerdo con el senador era funcional a su gobierno, por eso corrió a Ramírez Acuña de Gobernación y envió a Mouriño, el artífice del arreglo con el Senador, pacto que se selló con su exoneración en el Congreso, cuando fue acusado por sus negocios con Pemex. Pero ahora el senador sabe que para preservar su influencia dentro del PRI, demandan confrontar a Calderón en el momento de mayor vulnerabilidad.

En el PRI, con Beltrones se recrea a Madrazo y su debacle electoral. Eso lo hace, desde ahora, un candidato imposible; Beatriz en la Cámara de Diputados le significará el fin de su influencia y su privilegiadísima interlocución con el PAN y el gobierno federal. A Calderón le urge la remoción de Mouriño, la que habría de ocurrir una vez resuelta la reforma de Pemex. Los gobernadores del PRI tendrán la fuerza parlamentaria de la que ahora carecen, a costa del actual equilibrio. El embate de Manlio contra Calderón es el inicio de su fin.

fberruetop@gmail.com

Que razon tiene Federico Berrueto ; al enano se le estan acabando los apoyos de los cerdos priistas ya que a ellos lo único que les interesa son sus propios intereses no los de México.

No hay comentarios.: